Reflexiones mañaneras.
Mi rutina de siempre. Me levanto, me visto, saco al perro. Como estos días atrás, está nublado. Me da la vuelta mas rara, y más corta, de la semana. Él también lo nota.
Desayuno café con maca,y tortitas con chocolate y fresas. Se me cae un trozo al suelo y ... ¡Cae boca arriba!- Hoy va a ser un gran día.- Me digo a mi misma. Y la rescato rápidamente, antes de los 3 segundos que hace que se infecte de bacterias de esas que según yo te inmunizan, y según el resto de la humanidad es asqueroso y antihigiénico. Punto dos del manual del perroflautismo, que dirían algunos. En mi casa es, no se desperdicia nada, y menos una tortita con chocolate y fresas. Dicho sea de paso, también la rescato de las fauces de mi compañero perruno, que ya estaba en posición de ataque por si no me había dado cuenta.¡Hoy la más rápida del oeste soy yo, Lucky Luke!
Suena la alarma de las 9. Mi marido toma posición en su improvisado puesto de trabajo, creado con mi tablero de madera, de cuando iba a clases de pintura, y el pie del teclado eléctrico, de cuando tocaba el piano. Su botella de agua, su revista de SEO BirdLife vieja donde la apoya, la botella digo, para no dejar marca. ¿En serio acabo de hacer esta aclaración? Definitivamente empiezo a ser victima del humor vulgar y simple que le contagian sus compañeros de trabajo. Otra cosa que me tocará trabajar con un coach.
Y reflexiono sobre todos esos hobbies que tenia antes de la oposición, y que he dejado por el camino. Escribir, dibujar, tocar el piano, el ukelele, arreglarme...
A diferencia de otros días, me dejo los vaqueros y el jersey, y me pongo mi pañuelo favorito de todos los tiempos. Uno de seda verde que no recuerdo muy bien cuando lo compré, pero que ya luzco en las fotos del viaje a Portugal, hace unos 6 o 7 años. De cuando estaba más grande, pero me sentía más libre y más feliz conmigo misma que nunca.
Recojo lo del desayuno, me voy frente al espejo del baño y me maquillo. Un poco de antiojeras aquí, un poco de colorete allá. Labios rojos putón, que diría alguna amiga mía. A mí me parece un bermellón precioso que me hace comerme el mundo sin dejar marca.
Lo que hemos sido y lo que somos. Pienso en lo que nos define, en nuestras acciones, en lo que proyectamos de nosotros, en las decisiones insignificantes que tomamos en el día a día. En lo que queremos ser. En los sueños que tenía y que antes de la cuarentena se quebraron. Y en los que me va a tocar posponer por culpa de ésta. Que tampoco son pocos, y hay algunos que duelen más que otros.
Fernando interrumpe mis pensamientos mientras me termino de tapar un granito adolescente. Viene por detrás y me da un beso en el cuello. Me enseña el suyo, del tamaño de una lenteja como las que cultiva, en la aleta de la nariz. Eso es imposible de tapar ni reventar. Normal que te duela cariño. Tendrás que esperar a que se vaya. Otra cosa más que posponer, amor.
Ocupo mi sitio en mi escritorio, me hago un selfie porque me siento "toa wenorra", y lo repito con un poco de filtro porque aun marco las ojeras de manual de opositora. Esas no hay milagro que las quite, ya no se irán nunca. A ver cuando inventan los filtros para las videollamadas.
Enciendo el portatil, preparo las cosas para estudiar, y en el último minuto,me digo a mi misma, va Elena, la vida no es lo que esperas, es lo que pasa mientras esperas. y decido sacar media horita antes para escribir en el nuevo blog que he creado con mis amigas.
Comentarios
Publicar un comentario