14 de marzo
Capítulo 1: 14 de Marzo
Realmente, nose ni que día es. Llevo nueve días pensando que es 14 de marzo, así que si las matemáticas no me fallan yo que he sido toda mi vida de letras, hoy ya es veintidós. Hace apenas diez días, mi vida era un caos perfecto y absolutamente ordenado en mi día a día. Limpieza, compra, gimnasio, clases, cena, tele y cama. De lunes a viernes. Y desde ese día catorce, mi rutina había cambiado considerablemente con aquel estado de alarma. Mi vida y la de todos. Yo, que he perdido al rededor de cien paraguas y juegos de llaves por mi naturaleza despistada, vivia desde aquel catorce pendiente de saber ponerme unos guantes de látex, de saber quitarmelos, si me llegan a decir hace unos años que aprendería a utilizar otros accesorios de látex, me hubiera reído mucho, a lavarme las manos fuerte, tan fuerte hasta que se vieran los sellos de las discotecas que frecuentaba a los dieciocho, a ver pasar ambulancias, policía y a aplaudir a las 8 de la tarde de cada día, sin faltar a la cita con el resto de vecinos.
Javi aparecía por la cocina después de asearse. Javi, mi prometido. Mi futuro marido y yo hablamos programado casarnos después de seis años juntos. A los treintaylargos. El había aceptado de buen grado que yo fuera capaz de perder cien paraguas en un invierno, y yo que sus manías lo llevasen a inspeccionar el rollo de papel higiénico cada vez que me tocaba cambiarlo....
Realmente, nose ni que día es. Llevo nueve días pensando que es 14 de marzo, así que si las matemáticas no me fallan yo que he sido toda mi vida de letras, hoy ya es veintidós. Hace apenas diez días, mi vida era un caos perfecto y absolutamente ordenado en mi día a día. Limpieza, compra, gimnasio, clases, cena, tele y cama. De lunes a viernes. Y desde ese día catorce, mi rutina había cambiado considerablemente con aquel estado de alarma. Mi vida y la de todos. Yo, que he perdido al rededor de cien paraguas y juegos de llaves por mi naturaleza despistada, vivia desde aquel catorce pendiente de saber ponerme unos guantes de látex, de saber quitarmelos, si me llegan a decir hace unos años que aprendería a utilizar otros accesorios de látex, me hubiera reído mucho, a lavarme las manos fuerte, tan fuerte hasta que se vieran los sellos de las discotecas que frecuentaba a los dieciocho, a ver pasar ambulancias, policía y a aplaudir a las 8 de la tarde de cada día, sin faltar a la cita con el resto de vecinos.
Javi aparecía por la cocina después de asearse. Javi, mi prometido. Mi futuro marido y yo hablamos programado casarnos después de seis años juntos. A los treintaylargos. El había aceptado de buen grado que yo fuera capaz de perder cien paraguas en un invierno, y yo que sus manías lo llevasen a inspeccionar el rollo de papel higiénico cada vez que me tocaba cambiarlo....
Comentarios
Publicar un comentario