14 de Marzo
Suena el despertador, ese tono de alarma tan dulce que me recuerda a una jaula de grillos con un megáfono, a ese despertador le quedan dos telediarios más antes de tirarlo por la ventana, me desperezo, abro las ventanas, me preparo un café y pienso... 14 de marzo. Ya han pasado casi dos meses desde navidad, solo quedan siete días para la primavera, tres mes.... Un momento. ¿Por qué en el móvil pone que es día veinticuatro? He tenido un momentazo a lo 50 primeras citas, cuando la protagonista vive todos los días como si fuese el mismo.
Reviso mi correo electrónico, esos mensajes de tiendas de ropa que me ofrecen las ofertas de esos blazers tan estupendos para esta primavera. Estoy pensando en comprarme uno negro, para limpiar el baño y pasar la mopa y otro verde, para cocinar. También unos cosméticos naturales tan chic, y tan necesarios en estos tiempos de cuarentena, ¿Quién no quisiera limpiar los azulejos con un rimmel waterproof?
He pensado que hoy comeremos verdura y mañana cocido voy a preparar un pedazo de cocido que el coronavirus se va a echar la siesta hasta que encuentren la vacuna.
Javi viene y me da un abrazo,
-¿Que harás hoy?- Me pregunta con la voz aún dormida
-Seguramente me vaya al cine, a ver si hay alguna nueva.
Desayuna su tazón de leche mientras organiza su ciudad virtual en la tablet si conocéis a alguien más que lleve dieciocho años jugando a los Simpson, me decís por favor y se va al cuarto pequeño, donde tiene instalada su oficina temporal. Y el cuarto de tender. El cuarto de los trastos. El cuarto de la bici. El cuarto de la ropa que no usamos.
Intentar abrir la ventana de ese cuarto es como jugar al buscaminas.
Suena el despertador, ese tono de alarma tan dulce que me recuerda a una jaula de grillos con un megáfono, a ese despertador le quedan dos telediarios más antes de tirarlo por la ventana, me desperezo, abro las ventanas, me preparo un café y pienso... 14 de marzo. Ya han pasado casi dos meses desde navidad, solo quedan siete días para la primavera, tres mes.... Un momento. ¿Por qué en el móvil pone que es día veinticuatro? He tenido un momentazo a lo 50 primeras citas, cuando la protagonista vive todos los días como si fuese el mismo.
Reviso mi correo electrónico, esos mensajes de tiendas de ropa que me ofrecen las ofertas de esos blazers tan estupendos para esta primavera. Estoy pensando en comprarme uno negro, para limpiar el baño y pasar la mopa y otro verde, para cocinar. También unos cosméticos naturales tan chic, y tan necesarios en estos tiempos de cuarentena, ¿Quién no quisiera limpiar los azulejos con un rimmel waterproof?
He pensado que hoy comeremos verdura y mañana cocido voy a preparar un pedazo de cocido que el coronavirus se va a echar la siesta hasta que encuentren la vacuna.
Javi viene y me da un abrazo,
-¿Que harás hoy?- Me pregunta con la voz aún dormida
-Seguramente me vaya al cine, a ver si hay alguna nueva.
Desayuna su tazón de leche mientras organiza su ciudad virtual en la tablet si conocéis a alguien más que lleve dieciocho años jugando a los Simpson, me decís por favor y se va al cuarto pequeño, donde tiene instalada su oficina temporal. Y el cuarto de tender. El cuarto de los trastos. El cuarto de la bici. El cuarto de la ropa que no usamos.
Intentar abrir la ventana de ese cuarto es como jugar al buscaminas.
Comentarios
Publicar un comentario